El mundo esta lleno de personas, millones de personas. Caminamos a diario topándonos con ellas, algunas mejores y otras peores, pero, al fin y al cabo, personas.
A lo largo de mi vida me he encontrado con muchas. Algunas siguen a mi lado caminando, otras me acompañan en la lejanía y otras, simplemente, se alejaron o eligieron otro camino.
Pero tu siempre has estado. Y se que vas a estar.
Aun recuerdo la primera vez que visité tu casa. Las enredaderas que veía desde tu salón me hacían sentir libre, tranquila. Me sentía en casa. Pero lo que mejor visualizo son tus libros, montones de libros repartidos por la casa, pero sobre todo en la buhardilla, ese lugar con encanto al que me llevabas para explicarme filosofía.
No se si serás consciente, pero gracias a ti decidí estudiar una carrera. Mi madre, que nunca se equivoca, decidió que hablara contigo, y me abriste los ojos al mundo que tenia delante de mi y que en ese momento no veía.
Y mírame ahora. Ahora puedo decir orgullosa que estoy en el camino correcto y que tu fuiste una de las personas que me sirvió de guía para llegar hasta aquí.
Tengo tantos momentos guardados en mi retina que seria imposible describirlos todos, pero uno de mis favoritos es verte, junto a mi madre, hablando de la vida, de vuestra vida, aprendiendo la una de la otra. Ese olor a café al entrar en tu casa antes de irme al trabajo, veros en el sofá o en la cocina y no parar de hablar. Momentos únicos y maravillosos que estoy segura de que volveremos a repetir.
Si pudieras verte a través de mis ojos….eres fuerza, energía, valentía, saber estar, empatía, una bellísima persona llena de cualidades de las que faltan en este jodido mundo. Es tan difícil encontrar personas como tu… pero yo he tenido la inmensa suerte de cruzarme contigo.
Hoy me apetecía escribirte a ti. Y lo hago aquí, en mi rinconcito personal. Porque aunque nos vayan a separar unos kilómetros, las ganas de volver a vernos romperán la distancia. Porque siempre seré tu niña y tu siempre serás mi Isabel.
TE QUIERO
