Etapa 5: O Pedrouzo – Santiago de Compostela

single-image

Etapa 5: O PEDROUZO-SANTIAGO DE COMPOSTELA
En primer lugar y antes de plasmar nuestras impresiones de lo que ha sido la última etapa de esta vivencia, pedir disculpas por haberlo hecho un día después, todo provocado por la intensidad en los acontecimientos en el día de ayer que hizo que acabáramos exhaustos.
Cuando hace 5 días comenzamos nuestra andadura, lo hacíamos con temor al poder sufrir una lesión o bien alguna rozadura o ampolla que nos impidiera cumplir este sueño que llevábamos planteando y organizando durante cerca de un año, totalmente nuevo, al que le teníamos muchísimo respeto.
Cuando hoy, por fin, hemos culminado este proyecto, observando lo bien que nos ha ido durante su transcurso, llegando con los pies perfectos, y la musculatura intacta, bueno, a decir verdad con la lógica pesadez de piernas después de completar 117 kms, parece un sueño del que hemos salido repletos de felicidad.
Madrugamos como ningún día, pensando en estar temprano en nuestro destino para evitar aglomeraciones. El despertador sonó a las 5:30 para desayunar fuerte y salir a las 6:30, aún de noche. Antes de que el reloj nos marcará el primer kilómetro ya nos encontrábamos inmersos en pleno bosque y eso unido a que era de noche cerrada, hizo que fuéramos con mucho cuidado al pisar. Aún ocurriendo esto, una de las componentes del grupo halló unas gafas de vista que recogió, entendiendo que podía ser una pérdida reciente de alguien que hubiese pasado momentos antes. Fuimos preguntando a cada grupo que adelantábamos para dar con el propietario o propietaria del objeto, hasta que minutos más tarde conseguimos nuestro objetivo, que por cierto, no se había dado aún cuenta de su perdida.

Como discurríamos por bosque, no pudimos disfrutar de un momento que hubiera sido mágico, presenciar el amanecer. Cuando pudimos presenciarlo ya estaba algo alzado y aúnque no fue igual, fuimos testigos de un bonito momento.


A partir de ahí todo marchó normal, el grupo se sentía fuerte y tomó un buen ritmo. Teníamos por un lado ganas de seguir disfrutando de cada metro de paisaje y por otro, la satisfacción de la llegada. Cuando nos dimos cuenta ya circulabamos por Santiago y en nada ya discurríamos por las callejuelas próximas a nuestro destino final.

Vimos entonces un gran grupo de jóvenes que venían cantando, emocionados y entendimos que ahora de verdad estábamos a escasos metros y sin tenerlo previsto, entonamos el himno de nuestros carnavales, la Bruja Piti, salió redondo, más con el corazón que con la garganta, pero que hizo incluso, que ese grupo de jóvenes que cantaban, dejarán de hacerlo para escuchar, supongo, algo tan peculiar y poco usual a la entrada de la Plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela. Por cierto, algo después un grupo de Cádiz hacía entrada cantando el himno del Cádiz C.F., terriblemente maravilloso que hizo que la carne se nos pusiera de gallina.
Nos encontrábamos delante de la catedral, dejando atrás todos esos kilómetros de grandes sensaciones visuales y de charlas amenas que han hecho que este grupo de conocidos, unidos por diversos motivos, salgan reforzados en una amistad sincera con vivencias únicas con la intención de ser repetidas. Seguidamente, sesión de fotos con nuestras banderas y, como no podía ser de otra manera, con la sonrisa de oreja a oreja.

Tomamos posesión de las habitaciones de la pensión, comida de productos de la tierra producidos por el mar y , luego de un merecido descanso, visita al Pórtico de la Gloria, Museo de la Catedral y techumbre de esta.



Y aquí acaba nuestra aventura de una semana en el camino de Santiago, en el último tramo del camino francés, Sarria-Santiago de Compostela, recomendada al 100%.
Por último, saludar con un efusivo abrazo a la gente que hemos conocido: personas que sin saber sus nombres nos saludan a diario con gran alegría, a Isa y Nacho, bonita pareja de Madrid que rebosaban de alegría, al grupo de Lebrijanos y de Castilleja, simpáticos a más no poder con los que hemos compartido muchos momentos de risas, a Miguel y a su hijo, Maikel, con los que andamos a la par muchos tramos y con el que llegamos a Santiago y por último y muy especialmente a Lucas, alemán simpatiquísimo que iba siempre a su bola con el que compartimos cena de despedida. A todos os llevamos en nuestros corazones.

Gracias a todos y todas los que nos habéis seguido en esta aventura!

Leave a Comment

Your email address will not be published.

You may like